Sálvese Usted Mismo!

lunes, 24 de septiembre de 2007

Extraño Imán

Me sucede un fenómeno bien raro. Bueno, en realidad no a mí directamente, pero es algo que me afecta en sobremanera.

Obviamente, puesto que soy el Chico de la Chamarra Verde, tengo una chamarra verde, muy preciada. Es la segunda que tengo, pero es uno de mis objetos transicionales más cabrones. Otros objetos transicionales han sido varios morrales, mis tenis, un gorrito, y cosas así, que si salía a la calle sin ellos me sentía desprotegido, vulnerable, y no-yo.
Ahora, siendo una persona más madura y sin necesidad tan marcada de un único objeto transicional, uso más chamarras, suéters de César Costa, sudaderas de jomi, en fin..
Y aquí empieza el fenómeno que me ocupa. Cada vez que llego a mi casa, y traigo chamarra, sudadera, o lo que sea, acostumbro dejarla en algún sillón, que me quede de pasada. A veces en el descansabrazos, otras veces en el asiento. Últimamente, prefiero dejarla en mi cuarto, ya sea en mi cama, o en la silla para la compu. Ocasionalmente, la dejo en alguna de las sillas del comedor.
INVARIABLEMENTE, la deje donde sea que la deje, alguien va a llegar a sentarse sobre ella. No hay pierde. Pensarán que soy responsable por ello, por dejarla en los sillones, o en las sillas. No, la verdad, me deslindo totalmente de la responsabilidad. Es como decirle a una mujer violada que abusaron de ella por vestirse tan provocativamente. Carajo, que acaso la gente no ve, y también tiene manitas como para tomarla delicadamente y con respecto, y moverla aunque sea sólo un poco de la trayectoria final de sus no tan delicados cóxis y posaderas? Si la pongo en el descansabrazos, van y se sientan ahí, de pasadita. Si está en el asiento del sillón, dejan caer de golpe y salvajemente todo el peso de su cuerpecillo y sofocan a mi querida chamarra con el contacto violento de sus carnes y/o huesos. Si está en una silla del comedor, no se tientan el corazón para descansar todo su volumen durante todo el tiempo en el que consumen sus sagrados alimentos, y aunque esté en el respaldo, de alguna manera se moverán para hacer que resbale, y poder sentarse más comodamente justo sobre ella. Si está en la silla de la compu, alguien llegará a violar mi espacio viendo mis imágenes, repasando mis documentos importantísimos, jugando mis juegos, suplantándome en el mesinyer, y embarrando su cola en mi chamarra. Si está en mi cama, saltarán al llegar para caer con sus nalgas sobre ella, o se aventarán un clavado para restregarle su sudoroso cuerpo, se acomodarán, y en el proceso de buscar una almohada para recargar sus casposas y grasosas cabezas, la arrugarán más, y con muy poca suerte para mí, lo cual es sumamente probable, decidirán que mi chamarra cumple a la perfección con las funciones de almohada, que en realidad no debió haber sido chamarra, sino cojín para el culo o almohada.

Estoy completamente seguro de que, si la pusiese en un asiento vacío, pegado a la ventana, entre una señora de abundantes y trasgresoras carnes (además de rubicunda y con la bolsa del mandado rebosante de olorosas garnachas) y el pasillo de un autobús foraneo completamente vacío, con el aire acondicionado dirigido justo a ese lugar, con toda la potencia, a 5º afuera, una guacareada de un niño llorón justo abajo, además de que el respaldo no se puede hacer para atrás, roto, rasposo, sin la cosita esa pa' las latas y mojado; si alguien tuviera la completa libertad de sentarse en cualquier otro lugar, iría directo a sentarse ahí. Justo ahí, encima de mi chamarra.
Si la clavara del techo, alguién idearía la manera de sentarse en ella.

La bronca es que la gente no lo hace concientemente. Creo que ni se dan cuenta de que ahí, justo ahí donde depositan su orto, está mi preciada chamarra (o suéter, o sudadera). De alguna manera, prefieren bloquearlo. Pero, siempre caen sobre ella.

Quizá mis feromonas son tan atrayentes, que, ya sean hombre o mujeres, sienten la atracción y van a entregarle eso tan importante al objeto impregnado de ellas.

3 comentarios:

Ya no soy yo. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
B West dijo...

a mi me cae tan mal la gente que deja la chamarra, suéter o sudadera en los descansa brazos, sillones, sillas o cualquier lugar que no sea el apropiado para guardarla que termino sentandome ahí yo y todo mi peso sobre un mugroso trapo que está fuera de su lugar.


:D

Garnacher dijo...

Sucede exactamente lo mismo con mi pelvis.