Nunca lo había notado, hasta hoy que salí por la mañana al patio por unos calcetines que estaban en el tendedero. Todos los días, alrededor de las 6 de la mañana, en el departamento de arriba, una mamá anónima le prepara alguna especie de licuado a sus críos. El sonido es muy característico, y después de 4 años casi justos de vivir en el mismo depa (lo cual implica un considerable número de días de despertarme temprano y salir al patio por calcetines, aún a pesar de que soy medio huevón), apenas esta mañana tuve plena consciencia de esta situación. Lo cual me transportó inevitablemente a la casa de mis papás, la insistencia de mi mamá para que me despertara, el uniforme escolar, los ojos lagañosos, el característico sonido, y ese olor tan penetrante de esa bebida no-rica para adultos, que tomaban para despertar.
No soporto que la cafetera se quede prendida justo después de que el café termina de colarse.
Hace mucho que no tomo licuados.
Y lo que no me gusta de vivir con dos hombres, es que el baño siempre está hecho un asco.
Y aún tengo sueño.
Sálvese Usted Mismo!
miércoles, 5 de marzo de 2008
Licuadora
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