Sálvese Usted Mismo!

miércoles, 1 de agosto de 2007

Dios no juega a los dados, prefiere el billar (O sobre la Metafísica Cotidiana según DonMasio)

Ayer tenía más ideas para el título de éste post. Pero mi cabeza últimamente ha estado en estado de sitio, llena de escombros, nudos, dos que tres telarañas, cables sueltos, ecos de canciones melancólicas, proyecciones de películas llorosas, caminos desiertos y botellas vacías. Aparte tengo prurito en el hipotálamo. Mientras no se me pase al bulbo raquídeo, no hay fijón.

Así que elegí un título medio chafirul.



Ya había escrito un poco de este tema anteriormente. Pero ya se acabó la tripa y sólo quedan sesos.. creo.
Alguna vez un señor con cara simpática dijo que dios no juega a los dados. Que no es azaroso, pa' explicarme más adecuadamente pa' ustedes. Y muchas personas han dicho, y confirmado, y recalcado, y recreado, y pensado una y otra vez, en la idea de que en el principio, hubo una explosión así bien cabronzota, más que en las películas de acción de Brus Güilis, y que a raíz de eso, todo el desmadre universal comenzó.
Lo imagino como un juego de billar comenzando, pero con un chingo de bolas, más de las que puedo imaginar. O tú. O tú. Y eso que tenemos mucha imaginación. Y a partir de entonces, ese juego grandototototote de billar ha continuado, quizá a veces agregando más bolas, con buchacas por aquí, por allá, una un poquito más lejos.. Es más, nisiquiera sabemos las reglas del juego. El chiste es que, a cada tiro, la bola blanca le pega a una o más bolas, y estas así, exponencialmente. Como una reacción en cadena.. pero la física nuclear no es lo mío.

Y, entonces, aquí estamos.
Aquí estoy yo, escribiendo esto en la compu, después de dos días de retraso, cuando escribí el título y la introducción, y ahí estás tú, sí, tú!, leyendo esto. Cómo es que llegamos hasta aquí, después de -brlah- de años de vida, a éste momento, a ésta experiencia, en base a una cadena de muchas otras experiencias?
Inercia?
Chanza.
Desde una perspectiva como la nuestra, se supone que tenemos "libre albedrío" (vaya pleonasmo..). Pero a veces no puedo evitar pensar.. somos hasta cierto punto predecibles, todos, de una u otra manera. Multitud de eventos se conjugan, para que nos afecten de determinada manera, y eso marca radicalmente el curso de nuestras vidas. Por ejemplo, si en este momento no me hubiera equivocado de tecla, me hubiera regresado a borrar, corregir, y seguir escribiendo, quizá no hubiera escrito esto que estoy escribiendo, y quizá luego no me hubiera rascado el ombligo, sacado un moco, ido por un vaso de agua, pensar en la inmortalidad del cangrejo (neta son inmortales?), y luego seguir escribiendo, y esta procesión de eventos de una u otra manera afectarán a las personas que vea mañana, porque es un hecho que me voy a dormir a determinada hora por haber invertido determinado tiempo en escribir esto, y me despertaré entonces a determinada hora, y cuando vaya manejando hacia el trabajo, a la persona que me le atraviese en determinado crucero, pensará algo, tomará determinada desición, y llegará a determinada hora a su destino, quizá le toque un alto que a mi no me tocó, llegará, se encontrará con determinada persona, se atraerán, saldrán a tomarse un café (afectando de esta manera a muchas personas más, cada minuto, cada segundo), y terminarán teniendo sexo. Oh sí, gracias a mí se habrá enamorado una pareja mañana. Y quizá alguien muera. O alguien se tire un pedo enfrente de alguien más. O un perro coma una croqueta más que de costumbre. O alguien estornude. O un cangrejo descubra su inmortalidad. O un conejo sonría. O.. no creo que no pase nada. Es sólo que me impresiona a veces cómo suceden las cosas.
Sincronía?
Determinismo?
Orden Universal?
Casualidad?
Causalidad?
Destino divino?

No sé, escribí esto sólo por inercia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Somos consecuencia hasta que nos decidimos a romper con los hilos.

Las cosas pueden acontecer, mejorar, revolverse y terminarse. La vida puede aventarnos a cualquier camino y nuestra respuesta puede ser siempre predecible, puede leerse en nuestra mano, puede cargársele a dios, incluso puede deberse a razones misteriosas. La idea en sí, es que la hagamos nuestra y no de las circunstancias.

Nuestra voluntad (sí, esa pobre ignorada en tu post), no es un resultado del exterior, es una determinación interna, independiente. Que probablemente obedezca al exterior en muchas ocasiones, no lo niego. Pero sigue siendo nuestra y es autónoma. Quizá nuestras decisiones sí se ven influenciadas por el ambiente exterior [finalmente ahí está su campo de acción], por nuestro pasado y sus casualidades, por miles de cosas tontas y grandiosas. Pero es la voluntad la que finalmente nos rescata de la inercia de pendejadas y la que "nos permite", de alguna manera, liberarnos de esa inercia y ser causantes y no consecuencias.

Anónimo dijo...

Como todo en esta vida, algunas líneas no aplican. Pero varias lineas se me enredaron en la cabeza, he de expresar mis deseos a luz y a sombra.

El Pirata Cojo dijo...

Vamos entendiendo mejor, entonces.
Voluntad y sueños, siempre propios.

Helenarts dijo...

asi mero, a romper con la tradici[on, pura convicci[on ha ha ha

Azrael dijo...

Chingadamadrecontigo, Masio!
pensé que yo era el único cabrón que caería en esa pinche etapa retrógrada e introspectiva de la vida cotidiana....
El debraye que hiciste en tu post me hace recordar lo que yo he llegado a atizbar en mis peores días.

Hay un punto en nuestra conciencia que nos hace creer que todo lo que nos rodea: nuestro ambiente, nuestro círculo social, nuestra familia e incluso nuestra propia vida y mente se encuentran en una especie de teatro guiñol del cual no podemos salir sin antes terminar la función. La realidad es otra, pues al alcanzar un estado de conciencia digamos un poco más desapegado a las ideas del Diseño Inteligente y otras cuantas falacias filosóficas, nos damos cuenta que los verdaderos dueños del destino somos nosotros mismos, al tener un control sobre nuestras acciones, ideas y pensamientos, incluso a veces llegando a contradecir nuestra propia esencia.

A mí también me ha pasado, infinidad de veces, y lo único que hace que vuelva a la realidad que yo reconozco como mía, es realizar un acto, tener una idea, o incluso decir algo que no se encuentra dentro del contexto de la vida diaria que pasamos hora tras hora, haciendo las misma cosas una y otra vez.

La rutina es el peor de los males para los huevones filósofos como nosotros, la neta.